jueves, 3 de noviembre de 2016

DECADENCIA Y FIN DE NUESTRO IMPERIO. Caída inminente de Roma

La situación económica de Roma empeora día a día y esta circunstancia es aprovechada por los Hunos para atacar e intentar conquistar la ciudad. ¿Podrá Roma resistir el ataque?

   Todos los caminos conducen a Roma. Pero, ¿es esto algo bueno? ¿Podrá lo que nos llevó a la gloria ser la causa de nuestra ruina? Aquello que construimos en beneficio de nuestro pueblo es ahora una amenaza.


Red de caminos de Imperio
   Desde la muerte del gran emperador Augusto, el Imperio no pudo volver al gran apogeo que tuvo desde el año 27 A.C hasta el 14 D.C. Ninguno de sus descendientes estuvo cerca de igualar al grandioso Octavio, quien fue el primer emperador de Roma. En la actualidad, el Imperio Romano se ve debilitado ante los ojos de nuestros enemigos: una potencia que perdió su poder, desde que el emperador Teodosio adoptó el cristianismo como religión del Imperio.

   Los hunos han comenzado a atacar Roma aprovechando nuestra red de caminos. Aunque muchas personas del pueblo romano confían en que lograrán el éxito en esta guerra, este diario preferiría no cantar victoria anticipadamente y pensar en los problemas que causan los hunos, quienes, con sus ataques, pueden tranquilamente destruir Roma. Es un pueblo cuya agresividad y violencia no tiene igual. Son temidos en todas partes.

Otro problema que tenemos en la actualidad es el aumento de los tributos que debe pagar la población. Representa un gran esfuerzo que debemos realizar para poder pagarlos, y esto ocasiona a veces una triste realidad para muchos de nosotros.

La inmigración es otra dificultad que Roma debe superar. Hemos tratado de expulsar a los extranjeros, tanto por la fuerza como por otros métodos pacíficos, pero no hay manera de alejar a estos inmigrantes de nuestra gran ciudad. Esto otorga una gran ventaja para los hunos para atacarnos, ya que representa una distracción para el ejército romano, que tiene varios frentes a cubrir.

En conclusión, Roma está llegando a su fin. Los caminos que construimos tiempo atrás son nuestra perdición, ya que algunos extranjeros los aprovechan para atacarnos y otros para instalarse aquí. Roma está en decadencia, y si no hacemos algo para preservarla, será el fin de nuestro Imperio.

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